El esperado regreso.

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Su época dorada ya quedó atrás, ahora nuevos valores pugnan por alcanzar la corona que durante siete años adornó su cabeza, y volver honrosamente después de haberse retirado, es algo que sólo está permitido a los más grandes, a aquellos superdotados, que tras un paréntesis en el deporte profesional han sido capaces de hacer que su magia vuelva a encandilar a todos los que en su día fueron sus más fervientes seguidores.
Pero Lance Armstrong es capaz de regresar y hacerlo con honores, ingresando por octava vez en ese Olimpo del ciclismo reservado a muy pocos elegidos.

Los duros entrenamientos y los triatlones en los que ha participado durante su “jubilación” como ciclista, sin duda le habrán servido, y mucho, para conservar en parte, aquella condición física fuera de lo normal, que le permitía ser el dominador absoluto de las grandes etapas de montaña y las contrarrelojes, pero durante su ausencia, otros se han levantado en rebeldía contra el anterior monarca de la carretera, y desafiantes ahora no encogen su cerviz al ver que el amo y señor del ciclismo en Francia durante el mes de julio vuelve con intención de recuperar lo que era suyo, prestado durante tres temporadas a una desvergonzada triada española, que se ha encaramado, a lo alto del podio parisino y que no está dispuesta a descabalgarse de él por mucho que su antiguo dueño lo reclame.

Una inicial vuelta a Australia, donde aquellos que pretenden estar en forma en la ronda francesa, se muestran muy lejos de su mejor golpe de pedal, ha servido para que este tiburón hambriento, pueda saborear de nuevo el placer de rodar sobre el asfalto en una competición profesional, arropado por antiguos compañeros de profesión y por otros nuevos que sobradamente saben de él, ya que durante todos esos años pudieron seguir sus gestas pegados al televisor, ambicionando poder algún día emular al gran campeón norteamericano, que prácticamente humillaba año tras año a todos aquellos osados rivales, que pretendían hacerle frente en su carrera.

De nuevo y por enésima vez, la carretera pondrá a cada uno en su sitio, el Tour la mayor de las competiciones ciclistas habidas y por haber, dictará sentencia.

Javier.